Pbro. Gabriel Prefecto de Filosofía Seminario Nacional |
La familia como esperanza de la sociedad, es la temática que se enfoca en ésta segunda publicación de la REVISTA interdisciplinaria que edita nuestro Seminario Interdiocesano Nacional. Por tal motivo, quiero compartir en esta nota editorial, algunos criterios generales de lectura e interpretación de la reciente exhortación postsinodal del Papa Francisco: “AMORIS LAETITIA”, divulgada en el contexto del año jubilar de la misericordia. Dicho documento interpela la pastoral eclesial al presentarnos muchos desafíos, de igual manera aborda la temática de la formación sacerdotal cuando, el Papa señala con franqueza que a los sacerdotes "les suele faltar formación adecuada para tratar los complejos problemas actuales de las familias" (AL 202). Exige también una atención renovada en lo que respecta a la formación de los seminaristas. Se tiene que mejorar la formación psico-afectiva e involucrar a sus familias en su formación al ministerio (AL 203).
¿Qué sentido tiene en el mundo hoy, hablar de alegría, gozo, júbilo o regocijo? Dichas palabras no son una novedad en el léxico del Papa Francisco porque las usa en otros documentos como por ejemplo “EVANGELII GAUDIUM” o la Carta circular a los consagrados y consagradas hacia el año dedicado a la Vida consagrada, titulada: “ALEGRAOS”. Así pues, el título de la presente exhortación hace eco de la invitación del apóstol Pedro: “Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco” (1Pe 1, 6).
La Exhortación ha generado muchas controversias, pero debemos valorar que está dirigida a la Iglesia y no a los medios. Por tanto su naturaleza es de índole pastoral y no el cambio de doctrina. Por ello nos insta a iniciar procesos, a abrir caminos. Así pues, su aporte y novedad es una nueva acción pastoral realizada con un amor misericordioso.
Primeramente valoremos que el texto es un fruto maduro y exquisito de dos asambleas sinodales, posee una ejemplar concordancia de colegialidad episcopal, así como una sinodalidad de todo el pueblo de Dios y de hecho un ejercicio del ministerio petrino. La clave de lectura del documento está en el capítulo IV (AL 90-119) que nos muestra el hermoso comentario del himno a la caridad de 1Cor 13, 4-7 puesto que tiene como intención anunciar lo que Cristo lleva a las familias; es decir, nos proclama el Evangelio para el Matrimonio y la Familia desde la perspectiva de la misericordia.
En segundo lugar, sus principios de interpretación son: FAMILIARIS CONSORTIO de S. JP II y un documento publicado por el PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS TEXTOS LEGISLATIVOS, 24/06/2000. En su contenido no hay ninguna ruptura con el Magisterio ni la disciplina de la Iglesia; así por ejemplo encontramos en el capítulo III, un repaso de lo que el precedente Magisterio de la Iglesia ha expuesto sobre Matrimonio y Familia.
Un tercer aspecto es su lenguaje concreto, sencillo, realista y profundo que enriquece diversos aspectos, tales como: el bíblico, antropológico, teológico, espiritual, eclesiológico, pedagógico y pastoral. Es un documento mucho más extenso que FC porque cita: El CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, la HUMANAE VITAE del Beato Pablo VI, FAMILIARIS CONSORTIO de S. JP II, documentos del PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA Y DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS TEXTOS LEGISLATIVOS; el CICLO DE CATEQUESIS SOBRE EL AMOR HUMANO de S. JP II y las CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FAMILIA en las audiencias de los miércoles y encuentros con las familias, asimismo hay documentos de algunas conferencias episcopales. Por tal motivo, da la impresión de ser una especie de enciclopedia para la familia, compuesta de nueve capítulos, subdivididos en 325 números, con 391 notas. La palabra más citada en el texto es “amor” (365), le sigue “familia” (279), “matrimonio” (185) e “iglesia” (149), la palabra “misericordia” (41); otro término clave es el término “discernimiento” (35).
En cuarto lugar se percibe que lo más importante de todo el contenido, no es la eventual admisión a la Eucaristía de los divorciados con una nueva unión civil. Cabe destacar que en el todo el capítulo VIII ni siquiera se menciona la Eucaristía; tampoco presenta ninguna razón contundente para que sean admitidos a la comunión, puesto que el escrito no tiene la intención de legislar ninguna normativa (AL 300). Por esta razón, el controversial capítulo VIII, debe leerse e interpretarse a la luz de los capítulos IV y V. Entre los múltiples tópicos, están las razones para que todo bautizado viva la vocación al amor; un amor que debe ser eterno, exclusivo, fiel, fecundo, acogedor, misericordioso y sin exclusión, porque a como dijo S JP II, el Papa de la Familia: “el hombre no puede vivir sin amor” (RH 10). El documento nos exhorta a valorar la entidad familiar, la cual debe ser vista no como un problema pastoral, sino como el principal recurso para la evangelización y como el sujeto protagonista de la pastoral (AL 200. 223. 290). Descubrimos además una positiva valoración de la sexualidad, se denuncia la ideología de género (AL 56) y se condena la violencia intrafamiliar (AL 54). De igual manera señala la urgencia de una sistemática educación afectivo sexual (AL 280- 286). Asimismo presenta una nueva "forma eclesial", que sea totalmente misionera, en “efectiva” salida. Por eso toda la pastoral ha de ser “familiar”, la parroquia, “la Iglesia es familia de familias” (AL 87. 202).
Concluyo diciendo que como la exhortación es de carácter pastoral, en esta perspectiva busca integrar y acompañar a todos los fieles en la vida de la Iglesia. Ciertamente es un camino, un proceso de discernimiento que exige fidelidad al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia. Por eso es crucial el apartado 211 que postula una pastoral del vínculo; un camino de integración que permite a todos, acercarse gradualmente al modo de vida del evangelio.
Que la Sagrada Familia de Nazareht, impregne de todas sus virtudes domésticas a todas las familias de nuestra nación nicaragüense.
Fraternalmente:
Pbro. C. Gabriel Pallavicini Herrera.
Lic. en Teología de Matrimonio y Familia.
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