sábado, 7 de mayo de 2016

NOTA EDITORIAL


Pbro. César Castillo Rector del Seminario Nacional
y S.E.R. Mons. Silvio, Obispo encargado de los
seminarios en Nicaragua.
Fuente: Facebook.


El Seminario Nacional, a través de los seminaristas, ha tenido la genial idea de dar cabida a una REVISTA en donde las dos facultades sea de filosofía como de teología puedan plasmar artículos concernientes a sus estudios tanto a lo interno de la Institución como fuera de ella, amigos y amigas, comunidades, bienhechores, parroquias y diócesis.

En este año, el Papa Francisco al regalarnos un año extraordinario de gracia, AÑO DE LA MISERICORDIA, nos hace pensar y reflexionar sobre Dios Misericordioso, y a la vez nos motiva a experimentar tanta bondad y misericordia divina en nuestras vidas. El mes de mayo, mes de las flores, es también un mes mariano, un mes para contemplar a la Santísima Virgen María como Madre, no como cualquier madre, sino como ¡Madre de Misericordia! Una de las oraciones marianas entre las más conocidas, la Salve, menciona a María como Madre de Misericordia.

La maternidad de María, es divina porque nos ha dado a su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, segunda persona de la Santísima Trinidad, pero me atrevo a decir, que es eclesial, porque también nosotros, bautizados, somos sus hijos porque el Hijo de Dios nos la ha querido heredar como MADRE.

Pbro. César Castillo
Saluda a Papa Francisco
Fuente: Facebook
Hoy, como nunca se nos habla de misericordia, pero ¿qué entendemos como tal? El Papa Francisco nos dice: Ninguno como María ha conocido la profundidad el misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor (Misericordiae Vultus 24).

Quisiera concluir haciendo mención de otra expresión del Papa Francisco: María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno. Dirijamos a ella para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús (Misericordiae Vultus 24).

El equipo formador, representado en este servidor, se complace en aprobar este proyecto y bendice su inicio y reza para un eficaz desenvolvimiento y acogida de nuestra revista. Motivamos a los lectores a que participen con nosotros en el arduo desempeño de reflexión e interiorización de la fe hasta alcanzar la plenitud de Cristo.
Afectuoso en Cristo y María,

Pbro. César castillo 

Rector del Seminario Nacional 

LA LLAMADA QUE CAMBIÓ MI VIDA

 
Seminarista Paúl Tinoco
admitido al Seminario Propedéutico
Fuente: Facebook
Mi experiencia con la llamada particular al sacerdocio ministerial comenzó cuando el Padre Ramiro Avendaño, vicario de mi parroquia en el 2010 (actualmente párroco de la iglesia San Pedro 
Apóstol, La Patriota, Matigüas-Matagalpa) me invitó a formar parte de un grupo vocacional, que se reunía los sábados por la mañana, para realizar Lectio Divina, con el Santísimo expuesto. Él me expresó que me miraba frecuentemente en misa, que veía algo especial en mí y que en este grupo descubriría si el Señor me estaba llamando a ser sacerdote o a casarme, pero que algo iba a descubrir.


Después de escuchar su invitación me quedé sorprendido, pues a pesar que desde el 2007 soy un laico comprometido, frecuentando las misas, reuniones en grupos juveniles, jamás había pensado en la idea de ser un padrecito. Mi ilusión era contraer matrimonio con una muchacha después de terminar la universidad, tener 3 o 4 hijos, ser un ingeniero que ganara lo necesario para ayudar a mi familia y a mi Iglesia de forma económica.

Comencé a frecuentar las reuniones a la que me invitó, el padre con otros jóvenes, varios de ellos amigos de infancia, otros solo conocidos, hacíamos la lectio con el evangelio del día domingo y pronto empecé a experimentar, como si esos textos eran escogidos especialmente para que tomara la decisión de dejarlo todo y seguir a Jesús. Recuerdo algunos textos especiales como el que habla de dejarlo todo por el Señor, porque la recompensa prometida al desprendimiento es la salvación (cfr. Mt 19, 27-30), las invitaciones de Jesús a los pescadores (cfr. Lc 5, 1-11) el joven rico (Mc 10, 17-22) entre otras.

Seminarista Paúl Tinoco
actualmente estudiante de 1º año de Teología
Al realizar este ejercicio de la lectura orante de la Palabra, escuchar los comentarios de mis hermanos y especialmente los del Padre Ramiro, comenzaron a hacerme reflexionar si debía de dejar mis proyectos, el modo de vida que llevaba hasta ese entonces y dedicarme por completo a la causa del evangelio. Entré en momento de crisis, noches sin dormir, problemas en mi relación sentimental, no me sentía satisfecho, desánimo en mis estudios universitarios, había un lío enorme en mi mente, oré con más insistencia para que el Señor me ayudara a comprender lo que me estaba pasando.

Fue entonces que inicié a expresar a mis amigos que ahora tenía la inquietud de entrar al seminario que oraran por mí, les pedí consejos a mi párroco y otros sacerdotes, sus oraciones y consejos me ayudaron a tomar la decisión de comenzar la formación sacerdotal. Desde que decidí que el siguiente año entraría al seminario, el lío en mi mente comenzó a disiparse.

La decisión de entrar al seminario fue un poco difícil cuando tuve que compartirla en mi familia, mi mamá recuerdo que lloró del asombro, pero me dijo que no pelearía por mí, si el Señor me dio a ella, que él hiciera lo que quería conmigo.  Mi papá se puso un poquito pensativo, quería que terminara la carrera, pero después asintió. La muchacha con la que tenía la relación sentimental se puso furiosa y no me habló por casi 1 año, pero en la actualidad somos grandes amigos.
Seminaristas en presentación de Monografía para el título de
Filosofía. Fuente: Facebook.
 

Pude experimentar entonces que Dios ha arreglado todo para que esté viviendo esta experiencia única y privilegiada, cuando hay tantos jóvenes que quisieran estar en un seminario, pero algunos impedimentos no se lo permiten. Desde el 2011 soy un formando que trata de vivir el día a día con alegría, intensidad y hacer el máximo bien posible en mi comunidad. Soy feliz con el estilo de vida que llevo, estoy agradecido con Dios por fijarse en mí pequeñez y querer hacer de mí un colaborador en su viña de manera especial. Oren por mí, debo de seguir recorriendo este camino con santidad, humildad y sencillez, no es fácil, pero sé que Jesús y sus oraciones me ayudarán. Dios los bendice.


Paúl Fernando Tinoco Mejía,
Seminarista, 1º año de Teología

tinoco_pal@yahoo.com 

ELOGIO A UNA MUJER

Seminarista Ervin Jiménez
Vicariato Apostólico
3º año de Filosofía

En un país con grandes recursos naturales y con una variedad de cultura, como lo es Nicaragua, donde los ciudadanos se desarrollan en diferentes ambientes y bajo distintas circunstancias, existe, dentro de las cosas creadas por Dios, un ser que tiene una suma y singular  importancia en el desarrollo humano, la mujer, que junto al hombre, cumple el mandato, dado por Dios, de procrear, de reproducir la naturaleza humana, trayendo a este mundo a nuevos seres, hombres y mujeres, que continuarán este mandato y desempeñarán, cada cual, una misión dentro de la sociedad en la que se desarrollen.

Desde el momento en que se da la fecundación, la mujer,  asume una función importante, que ya, muchas veces, desde la infancia se presume y anhela ser,  llegar a esa etapa en la que, bajo diferentes circunstancias, asume la responsabilidad de ser madre. Es por ello que ser madre, por naturaleza, es propio de la mujer. Solo la mujer tiene ese hermoso don dado por Dios de traer al mundo una nueva vida.

En este sentido, solo ella, la mujer, puede llevarnos en su vientre durante nueve meses, soportando muchas veces, el trabajo de cada día, e incluso soportando la discriminación de aquellos que no sabemos valorarlas, amarlas y respetarlas. Sin embargo, la mujer, es aquella que lucha, que se sacrifica por dar a luz al fruto que lleva en su vientre, la que valora el don de la vida, la que goza y es feliz por ser la madre de un nuevo ser.


Seminarista Ervin Jiénez
en compañía de jugadores dela Selección de Futtbol
del Seminario Nacional.
Fuente: Faceboo
Es la madre soltera, la que ha sido abandonada, por alguien que no supo valorar su grandeza y respetar su dignidad. La mujer que con lágrimas en sus ojos, tiene que pasar tantos insultos, por una decisión inadecuada, por confiar en una persona que no supo amarla, por brindarle su amor al que más adelante le causaría dolor. La mujer muchas veces criticada por aquellos que no sabemos comprenderla, por los que no sabemos acompañarle en su fragilidad.

Es la madre soltera que también goza del apoyo de sus padres, la que es recibida y acogida, la que tiene muchas posibilidades para que sus hijos crezcan bien y no les falte lo necesario en su desarrollo. La que nunca pierde la esperanza y pone su confianza en Dios. La que se olvida de sí misma para entregarse por completo a sus hijos.

Es por tanto, la madre soltera ejemplo de lucha y entrega, de un gran amor para con sus hijos y de un total agradecimiento para aquellos que han sabido comprenderla, acompañarla, cuidarla y ayudarla. Son las que se preocupan para que sus hijos reciban una vida digna y puedan llegar a ser personas realizadas y que, con su vida, den ejemplo a una sociedad muchas veces indiferente y egoísta, donde cada quien se preocupa por sí mismo, sin importar el dolor ajeno.

Las mujeres y en especial las madres, son las forjadoras de valores, son las que te dicen, no hagas daño, valora a los demás, respeta a cada persona por lo que es; las que te aconseja; la que te dice con sinceridad: te quiero, hijo pórtate bien, ve con cuidado, eres importante, tú puedes hacerlo,  vuelve a intentarlo, no te desanimes, cuenta siempre conmigo, no te preocupes, todo saldrá bien, confía en Dios; la que con obras concretas te da muestra del amor que te tienen.
Seminarista Ervin Jiménez con sus compañeros de curso
Fuente: Facebook

La que te acompaña a la escuela y quiere una buena educación para tu vida, aunque muchas veces ella no sepan leer y escribir; la que se alegra por cada año aprobado en la escuela, la que se sienta a tu lado para hacer la tarea, la que te motivan a estudiar y está pendiente de cómo vas, la que nota lo que has mejorado y lo que debes mejorar.

La mujer es la compañera de camino, la que con nosotros tropieza y se levanta, que goza con nuestros triunfos, la que llora por nuestras penas. La que cumple muchas funciones, todo para el bienestar de su familia. Es la transmisora de costumbres y tradiciones dentro de la familia y en favor de la sociedad.

En situaciones de pobreza, es la que prefiere pasar hambre y que sus hijos coman, la que prefiere aguantar frío, con tal que sus hijos duerman abrigados, la que camina descalza porque solo ajustó para tus zapatos. La que trabajando en el campo con el sudor de su frente paga tus estudios,  la que trabaja de costurera, la que trabaja como ama de casa, la que se desvela en los hospitales como enfermera, la doctora, la que cumple la función de maestra en la escuela, la que trabaja dentro de la Iglesia y la que te inculca los valores cristianos.

Es la que te prepara la mejor comida por muy sencilla que sea, la mujer más querida por los hijos. Por ser madre se le celebra un día en especial y a ella son dirigidos tantos poemas, pensamientos y canciones bellas. Las madres en nuestra cultura ocupan un lugar importante, ya que muchas veces, son madres y padres y ¿quién no va a estar agradecido con ellas, por tanto valor, amor y entrega?

Es la abuela que con tanta experiencia te cuida y aconseja. La que te cuenta la historia de su vida, la que te chinea cuando eres pequeño. La mujer que, aunque tenga arrugas en su piel, sus sentimientos de amor no envejecen sino que se renuevan amando a cada nieto que nace y crece.
Es la mujer portadora de vida, la que siempre estará a tu lado, la que busca tu felicidad, la que cuya maternidad consiste en amarte, cuidarte y ayudarte a llevar una vida digna que ellas muchas veces no tuvieron.

Para una mujer, ser madre consiste en amar a sus hijos, en ser capaces de darles lo mejor, en desgastar su vida para que tengan lo necesario en su desarrollo humano, en brindarles el tiempo para estar a su lado, para acompañarles, para que no se sientan solos. La mayor felicidad de una madre es ver a sus hijos felices, la mayor felicidad de un hijo es tener a su madre.

Por ello invito a que conociendo la importancia de la mujer y reconociendo su dignidad seamos capaces de valorarlas y respetarlas. Ellas son lo más valioso que tenemos, son el amor encarnado de Dios.


Ervin Jiménez
Seminarista, 3º año de Filosofía 

MARÍA MADRE DE MISERICORDIA, EN EL MAGISTERIO CONTEMPORÁNEO



Francisco Blandón en el Coro de la Capilla del Seminario
Fuente: Facebook 
El siguiente artículo lleva por título: María Madre de Misericordia en el Magisterio Contemporáneo. Es una mirada amplia y resumida sobre aquellas afirmaciones más importantes del Magisterio eclesial después del Concilio Ecuménico Vaticano II, atravesando los pontificados desde Pablo VI hasta el Papa Francisco.
En María Santísima, Madre del Verbo, se tiene la certeza de encontrar la misericordia de Dios y nadie como ella ha experimentado en carne propia el Misterio Pascual de Jesucristo. María, elegida desde la eternidad está unida con aquél que salvó al mundo del dominio de la muerte y del mal. Por consiguiente es mujer llena de esperanza,  no encerrada en sí misma, sino preocupada por servir a los demás. Quien está estrechamente unido a María, su tendencia siempre será adherirse a Cristo, su Hijo. Es tan misericordiosa que las peticiones dirigidas a ella jamás serán desatendidas porque es puente de acceso al amor de Dios.

Encarnación, Redención, Maternidad, Intercesión, Participación, Misericordia.

Francisco Blandón celebrando la Natividad del Señor
Fuente: Facebook
Madre de Misericordia es uno de los títulos con los que la Iglesia honra a la Madre de Dios, la Bienaventurada Virgen María, en atención a los méritos de su Hijo a quien está estrecha e indisolublemente ligada y enriquecida. (LG 53) Pues «de manera singular y excepcional ha experimentado —como nadie— la misericordia y, también de manera excepcional, ha hecho posible con el sacrificio de su corazón la propia participación en la revelación de la misericordia divina» (DIM 9).

Este hecho tan singular, sin lugar a duda, le viene de su participación en la obra de la Redención en base a su Maternidad; es decir, el Verbo se hizo carne en ella, uniéndola así a su plan de misericordia y satisfacción con su culmen en la cruz. Esta realidad genera admiración y confianza en su poder, y lleva a los hijos a acudir a ella, pidiendo su intercesión por uno mismo y por todos los hombres. «En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo… no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad» (CEC 495).

El Papa San Juan Pablo II enfatizaba el hecho de que María fue capaz de ver en el plan misericordioso de Dios hacia los hombres, la manera de proclamar las maravillas que el Poderoso había realizado en su vida (Lc 1, 49). Desde el momento de la Encarnación, ella veía en su maternidad un plan de Dios lleno de «misericordia de generación en generación» (Lc 1, 50). Además, participó en la revelación de la misericordia con el sacrificio de su propio corazón.Al pie de la cruz, ella vio el amor misericordioso ilimitado de Dios hacia sus hijos, los hombres, y fue incorporada a ese misterio particularmente por la unión de su corazón al Sagrado Corazón de su Hijo (LG 57).
Francisco Blandón y fieles laicos en las tradicionales posadelas
Fuente: Facebook

En este sentido, San Juan Pablo II  presentaba a María como la agraciada, a quien se admira y se invoca, pero a la vez, incorpora a los hombres a ese misterio de amor insondable del Padre (Cfr. DIM 9). Es Madre de Misericordia «porque al pie de la Cruz, Jesús le confía a su Iglesia y a la humanidad» (VS 120). Y dócil al Espíritu experimenta la docilidad de la universalidad del amor de Dios, «perseveraban unánimes en la oración, juntamente con las mujeres y con María, Madre de Jesús, y con sus hermanos» (Hch 1, 14), y luego «Ella, asunta al cielo, no ha abandonado su misión de intercesión y salvación» (MC 18).

Ya nos lo recordaba el Papa Benedicto XVI, que la Virgen María ha sido destinada a ser familia de los discípulos de Jesús que nos enseña a crecer, esperar y amar como lo hizo Jesucristo. (SS 50) «Hoy es ella quien nos muestra el modo de abrir la mente y nuestro corazón a la fuerza del Espíritu Santo, que viene a ser comunicado al mundo entero» (Aparecida 2017).

Recientemente, el Papa Francisco, en ocasión del Año Santo de la Misericordia, piensa a la Virgen siempre en faena, haciendo siempre algo por nosotros. Ve a María como Madre de Misericordia; nos invita pedirle descubrir la alegría de la ternura de Dios. Nos había dicho ya el Papa que «Cristo nos lleva a María, (…) porque no quiere que caminemos sin una madre, porque al Señor no le agrada que falte a su Iglesia el icono femenino» (EG 285).

Francisco Blandón, predicando el día del Buen Pastor
Fuente: Facebook
Siguiendo el pensamiento del Papa Francisco observamos que tiene la absoluta certeza de que nadie como ella conoció la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Y, contemplándola, exclama: ¡todo en ella fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne! Desde el inicio y sin final, porque María, que participó íntimamente en el misterio del amor de Jesús, entró ya en el santuario de la misericordia divina.

Elegida para ser la Madre del Hijo de Dios, María fue preparada desde siempre por el amor del Padre para ser Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su corazón la divina misericordia en perfecta sintonía con su Hijo Jesús, y con justa razón, la invocamos como Madre de Misericordia. Y en esa historia de amor, ya nos había dicho el Papa que «como verdadera madre, María camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios…; en ella encontramos la fuerza de Dios, para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida. Como a san Juan Diego, María nos da la caricia de su consuelo maternal y nos dice al oído: No se turbe tu corazón […] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?» (MV 24).

Porque entre las cosas que María guardó en su corazón está también la misericordia de Dios, de la que tuvo una experiencia privilegiada en el calvario, porque al pie de la cruz, María fue testigo de las palabras de perdón que salieron de la boca de Jesús. El perdón supremo ofrecido a quienes lo crucificaron nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios. Bien podemos decir que María da testimonio de que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a nadie. A ella la invocamos siempre con la antigua y nueva oración de la Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.
Seminaristas: Milton Lorente, Francisco Blandón y Rudy
de la Diócesis de Jinotega

La misericordia de Dios siempre actúa para salvar. Es todo lo contrario de las obras de quienes actúan siempre para matar. Por tal motivo, a María la llamamos abogada nuestra. El Señor, mediante su Sierva, guía a su pueblo por el mundo, educándolo en la fe para realizar con Él la eterna y definitiva alianza iniciada en el SÍ de María.

Es tanta la misericordia divina que en María alcanza la expresión más hermosa porque es Madre, discípula y Virgen. «No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título del Hijo del Altísimo» (Lc 10, 30-31).

Por tanto, en esta relación con la Santísima Virgen María, nos damos cuenta que su origen y destino está en Dios mismo quien la eligió y por ende quiso que fuera Madre de Misericordia porque proviene del corazón del Padre, la ha fortalecido el Espíritu Santo y de su Hijo ha recibido el encargo de esparcir en el mundo el amor, el perdón y la misericordia misma.

Alzar nuestra mirada al cielo, no con vagas ilusiones, sino con esperanzas es entrar muy dentro del corazón y encontrar a María. Sin embargo, hallarle no es para seguir con la misma vida, es para comenzar a trabajar en lo que nos manda: «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2, 5).

Francisco Blandón
Fuente: Hernaldo
La devoción a María como Madre de Misericordia tiene que notarse en el testimonio de vida; ¿nos ayuda a ir creciendo en la ternura y el cariño? (EG, 288). Ese es el estilo mariano de la actividad evangelizadora: la ternura, la cultura del encuentro, la actitud hospitalaria que cura al herido, sana al enfermo y lo lleva pronto a su casa, a la casa del Padre para elevar cantos de acción de gracias.

En otras palabras, desde el Vaticano II, se ha querido explicar cuidadosamente la función de la Bienaventurada Virgen María en el misterio del Verbo Encarnado y del Cuerpo Místico, la Iglesia, (LG 54) y por eso los Papas posteriores a este gran acontecimiento eclesial, siguiendo el pensamiento de los Santos Padres y de la tradición, no encontraron ningún problema en llamar a María, Madre de Misericordia, pues en su persona se realiza de manera más perfecta la obediencia debida a Dios y esto conlleva a invocarla no sólo como la Mediadora de todas las gracias, sino también como Madre de Misericordia, que nos dona el amor que recibió del mismo Dios.

Juan Francisco Blandón Castro
Seminarista, 4º año de Teología
 jfrancisco0310@gmail.com

CONSULTAS BIBLIOGRÁFICAS
Benedicto VI, Discurso al final del Santo Rosario en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, sábado 12 de mayo de 2007.
Benedicto XV, Carta Encíclica SpeSalvi, Roma 30 de noviembre de 2007.
Catecismo de la Iglesia Católica, IMAGE.
Concilio Vaticano II, Documentos completos, SAN PABLO.
Juan Pablo II, Carta Encíclica Dives in Misericordia, Roma 30 de noviembre de 1980.
Juan Pablo II, Carta Encíclica VeritatisSplendor, Roma 06 de agosto de 1993.
Pablo VI, Exhortación Apostólica MarialisCultus, Roma 02 de febrero de 1974.
Francisco, Exhortación Apostólica EvangeliiGaudium, Roma 24 de noviembre de 2013.

Francisco, Bula de convocación del Jubileo extraordinario de la misericordiaMisericordiaeVultus, Roma 11 de abril de 2015.

EL ROSTRO DEL AMOR

Marcos Medardo,
Abril 2016, Fuente: Hernaldo

Desde la creación, la mujer en su rol de madre, es copartícipe de la conservación de la especie, tanto el hombre como la mujer, juegan un papel importante en la sociedad. En  tiempos inmemorables, la mujer fue vista de manera inferior al hombre, era la completa ama de casa, encargada de cuidar de los hijos y del esposo, sin ambiciones o decisiones personales, por citar un ejemplo, es hasta 1925 que la mujer ejerció el derecho al sufragio o voto ciudadano. En Nicaragua según sus estadísticas el 55% de la población está integrada por mujeres.

En un país como Nicaragua, donde se busca individualmente la coronación profesional, se debe tener en cuenta que se ha tenido que transitar por ciertas abnegaciones que han implicado un gran esfuerzo por parte de una persona que ama y es libre, esa persona es la mamá de cada uno en particular.

Nuestras madres nicaragüenses, de lucha incondicional, ejercen una actuación que es la clave fundamental para la determinación de los futuros ciudadanos, que tienen la responsabilidad de confeccionar una Nicaragua mejor.

El ser humano es un proyecto que se construye diariamente, las posibilidades del mismo son realizadas en el amor. Pero, ¿de dónde proviene el querer que otra persona se realice sin esperar nada a cambio? Dicho amor inagotable proviene de las madres emprendedoras y trabajadoras, que con sus sabios y acertados consejos encaminan a los hijos hacia la formación por la vía del bien.
La madre en Nicaragua se ha convertido en la columna vertebral de una sociedad que espera a gritos a los hombres del mañana, ella es la mayor responsable de la estructura que conforma la vida emocional, física e intelectual de sus hijos, transformando a unos bebés totalmente dependientes en unos adultos completamente independientes.

La madre suele llevar el peso de los niños: frecuentemente es la que elabora y cocina los alimentos, en ocasiones son sustentados por ellas mismas, hace las compras, media en el bienestar de la prole, domina la medicina pediátrica, en ocasiones de forma empírica, procura facilitar las decisiones de los hijos, toma su temperatura cuando éstos duermen, y un sinfín de detalles que surgen en el día a día de una familia. La madre más que cumplir un rol o tener una función en esta sociedad es la pieza fundamental de un enorme engranaje social en el cual se desarrollan sus hijos.

Marcos Medardo, 
Abril 2016, Fuente: Hernaldo
La madre es el incentivo, una luz que orienta a la persona necesitada, muchos pensadores nos han expuesto la falta de destreza del hombre ante el mundo natural, haciendo vehemencia en la insuficiencia nata que tiene la persona para valerse a sí misma. El amor de madre está diseñado para que la vida perdure. Somos la especie que más cuidados necesita para sobrevivir y que más demora en volverse autosuficiente. Es por ello que la madre es quien escribe la biografía de sus hijos desde el instante en que son engendrados, aprende éste ser, a ser para otro.

El icono materno es quien comienza a dar sentido a nuestra vida, ubica nuestra tendencia,  independientemente de la situación sociocultural o económica  en que  viva la familia, el bien presente que tenemos, es decir la madre, se nos convierte en alegría, al saber que estamos respaldados por una persona conocedora de nuestra realidad, que nos muestra el bien en sí mismo, es decir el amor, de lo que aparentemente se nos puede presentar como tal. La apariencia es de carácter engañoso ante los ojos humanos, a través de su poderío podría estafar el horizonte procurado por nuestras madres. Sin embargo no se es mamá solo cuando el hijo es menor, sino siempre, es por ello que se le considera como la protectora de la sociedad porque constantemente prevé lo que es propicio para sus hijos.

Según Albert Camus el hombre se pregunta por el sentido de la vida porque de alguna forma la trasciende y la supera. Solo el hombre, que es el único ser que pude hacerse este tipo de interrogantes, es porque tiene la facultad de superarse, es por eso que antes de que nosotros nos demos sentido, alguien nos ha dado sentido ya, imprimiendo en nosotros el deseo de  superar a nuestros predecesores (papás) y nuestra condición personal, porque cuando hay un porqué vivir, se soporta cualquier cómo,  al lado de nuestras madres surge en nosotros el deseo de superación, debido al aliento amoroso que han inspirado en nuestro ser.
Seminaristas del curso de 3º de Filosofía
 la Diócesis de Estelí 2016
Fuente: Facebook 

            Quien se despoja de sí amorosamente para convertirse en medio para alguien, es porque ama de verdad, y ese sometimiento lo podemos observar en detalles  de cariño como:  levantarse más temprano,   cuidar la casa, velar por la salud y educación de los hijos, trabajar por un salario para mantenerles. Es digno mencionar que se ha vuelto común y trillada la expresión “en España o USA” lamentablemente es real. La situación económica del país, obliga a muchas madres a emigrar, que parten sabiendo que se les desgarra el corazón al saber que se alejan de aquellos que más aman.

La madre en nuestro país sabe  resolver contrariedades  en el lugar y el tiempo precisos, haciendo, de ésta manera, un camino cómodo para sus hijos. La madre es eje central en ésta sociedad en cuanto que es la escuela original y  la primera pedagoga que educa en valores morales y éticos, haciéndoles distinguir a sus hijos las diferencias entre el bien y el bien aparente, es ella es el pilar de cualquier familia, si bien el padre muchas veces procura lo necesario, la madre es quien renuncia a ser ella misma por lograr que sus hijos sean lo que ella muy noblemente dejo de ser.

La renuncia a sí mismo solo puede emprenderse cuando se ama, cuando se ama de verdad. Para algunos filósofos como Aristóteles y Tomas de Aquino, el amor tiene  connotaciones  auténticas e incondicionadas, desinteresadas y fieles.

Marcos Rivera, en su sueño de ejecutar
la guitarra. Fuente: Facebook
La mujer es un ser especial escogido por la mano de Dios para dar vida, aún en pleno siglo XXI, no hay tecnología que se compare en crear o dar vida a un  ser humano, como perfecta y naturalmente lo hace una madre, la que acuna, carga y alimenta por nueve meses a un nuevo ser, que lo ama  antes de nacer, que se enternece con una sonrisa y llora de felicidad al verlo crecer. La madre que vela el sueño de su grandísimo amor, que lo acompaña con sus cuidos y consejos, que aun estando en la adultez, para ella sigue siendo su pequeño.

La libertad que precede al amor, la podemos ver reflejada en el acto voluntario y libre de una madre al momento que decide traer un hijo al mundo, teniendo en cuenta las responsabilidades que éste sostiene.

La madre nicaragüense es una luchadora en el sentido amplio de la palabra y los ejemplos son reales, es común que veamos a mujeres muy jóvenes convertidas en madres, la joven que renuncia incluso a la comodidad de su casa, a sus estudios por dedicarse a su hijo, es la expresión amorosa de alguien que  tiene puestas sus esperanzas en una persona  con la finalidad de que sea feliz, procurándole una vida quizá diferente a la de ella.

Existe en nuestro país un sinnúmero de madres solteras, que tal vez no fue su deseo ni su elección, pero es la realidad que desafortunadamente deben de superar. Tanto una madre formada intelectualmente, hasta la que no sebe leer, pero que a pesar de su vida austera sabe responder a las exigencias que conlleva tener un hijo, es el vivo reflejo del amor desinteresado y libre.

El amor de madre posee la facultad de multiplicarse sin perder fuerza. No baja con el número de hijos, sube, crece, se desparrama y se riega en cada uno de los vástagos, nomide consecuencias, es incondicional por definición y no espera retribuciones, su esfuerzo titánico por criar,  dar una buena calidad de vida, el apoyo incondicional y el cariño que  han regalado desde que se llega al mundo es algo que no se puede medir ni pagar.

Una madre es más valiosa que cualquier joya que se pueda conocer, el amor de una madre muchos lo comparan al amor de Dios, que es capaz de dar la vida por sus hijos. Preguntémonos. ¿Qué sería de nuestra vida si no tuviéramos una madre?, tal vez ya no haga presencia física, pero la tuvimos, conocimos a quien realmente y sin objetar nada nos amó. La madre es la única persona que nunca te va a fallar y  siempre que la necesites estará allí, aunque tú no la llames, porque una verdadera madre es  única, y de amor incondicional...Amemos y respetemos a nuestras madres valoremos todo sus sacrificios que han hecho y que seguirán haciendo por nosotros.

En su misericordia, nuestro buen Padre Dios, nos regaló el sublime y desinteresado amor con rostro de mujer. Una madre.

Marcos Medardo
Seminarista, 3º año de Filosofía

marcosrivezo10@gmail.com

¿CUÁL FUE EL CAMINO?

  
Byron Antonio Flores
Abril 2016, Fuente: Hernaldo
Yo soy Byron Antonio Flores Mejía, tengo 22 años de edad, curso I año de filosofía, pertenezco de la Diócesis de Matagalpa. Soy uno de cuatro hermanos, nacido en un entorno de familias pobres y de vida campesina,  humilde y trabajadora. Hoy quiero compartir con ustedes mi historia vocacional, lo que me atrevería a decir la nueva historia Abrahámica. ¿Por qué?

        Quiero compartir con ustedes como llegué aquí, exponiéndoles algunos momentos importantes de mi llamada vocacional. Crecí en una familia católica tradicional y lo máximo que recibí en la formación cristiana fue mi bautismo, por lo tanto, desde este momento no conocí nada del cristianismo o de la doctrina de la Iglesia y para mí llegó a ser ilógico ser cristiano, es decir, ¿Por qué ser cristiano? ¿Por qué ser católico? En la adolescencia  no me interesaba  y era absurdo llevar reglas,  mandamientos, eso no era vida para mí. En cambio, con mis amigos, fuera de todo sentido religioso, compartía fiestas, drogas; éramos personas sin moral, queridos entre nos, odiados por toda la sociedad. Esto si era felicidad para mí, no conocía algo más bello que “disfrutar de la vida” de esta manera.

Pero Dios en su infinita misericordia por medio de los hermanos de pastoral juvenil, me invitó a un retiro de conversión para jóvenes, ellos me hablaron de la felicidad; mi pregunta era ¿Cuál felicidad o qué era lo bonito que ellos decían de este retiro o del ser cristiano? Me dio curiosidad  el retiro para jóvenes, le comenté a mis amigos lo que ellos (los jóvenes que me invitaron al retiro) me decían acerca de la felicidad y además  era  seguro que  muchachas participarían y les dije: ¡vamos! Y nos fuimos sin saber la sorpresa que Dios me tenía al hacerme cambiar de opinión.

Byron Flores
Abril 2016, Fuente: Hernaldo
Da inicio el retiro de tres días del 9 al 11 de septiembre de 2010 mientras pensaba, y estos: ¿qué me van a decir? Mi sorpresa fue ver cristianos alegres y lo más sorprendente un sacerdote muy carismático y alegre también, para mí eso fue muy interesante porque entonces sí existía otra forma de ser feliz y aún más misterioso para mí porque ellos no necesitaban drogas, ni nada de lo que yo consideraba felicidad, solo Dios basta y así viví este retiro con intensidad. Este cambio mi pensamiento; lo que veía en ellos, era una felicidad buena y sin cobros, no como la del mundo. He ahí el inicio del caminar hacia la tierra prometida, desde entonces se suscita en mi un gran amor por la juventud y ayudar a aquellos que están en el mundo, así me realicé dentro de la iglesia trabajando por los jóvenes (misión, retiros, encuentros, vigilias, etc.). En este momento decidí iniciar el camino vocacional; estaba terminando mi secundaria y la gran pregunta era, ¿qué voy a ser yo? La verdad no me ubiqué en el mundo social, tenía mi novia y todo parecía estar bien, pero había en mi corazón ese eco y ya el Señor me suscitaba el querer ser sacerdote, pero me daba miedo y duda por esto: ¿podré ser yo sacerdote? Lo digo por mi historia antes de conocer a Jesús.  Era inconcebible para mí y para todos que siguiera este camino, pasé dos años pensando y estudiando cada detalle, porque creí que era solo una idea, la verdad no se fue en esos dos años. Cuando le comenté a mi novia, fue para ella algo increíble, no me creía, ya no podíamos  ser novios porque mi convicción era: si resisto estar sin novia un año antes de entrar al seminario, quizá pueda.

Participé en encuentros vocacionales los que me ayudaron a decidir iniciar este proceso. Al
Seminarista recibiendo el Sacramento de la Reconciliación
Marzo 2016, Fuente: José Luis Diaz Cruz
llegar el momento de comentarlo en mi familia. Lo hice primero con mi mamá, la que se sorprendió, pero igual me dijo: si es tu decisión yo te apoyo. Cuando se lo comenté a mi papá, él radicalmente me dijo que no, que no tenía necesidad alguna para estar fuera de casa. La verdad se le hizo difícil ya que éramos tres hermanos. En ese entonces aparte de que estaba enfermo, tengo que confesarles que sí me fue difícil dejarlo después de una cirugía; en mal estado me dijo unas palabras que me golpearon mucho: “¡hijito! Y, ¿ahora quién me cuidará?”, me sentí muy triste pero mi respuesta fue: “Dios lo cuidará”. Confiando en Dios y en las palabras del papa San Juan Pablo II: “jóvenes no tengan miedo, abran las puertas de su corazón de par en par”, decidí seguir al señor y descubrir mi vocación; son tres años en este discernimiento, la verdad han sido los mejores años de mi vida, algo realmente bueno. Mi lema es LA ALEGRÍA. Y para mí la alegría es síntoma de felicidad, es olor a estar bien, disfrutar de la vida. Si llego a ser sacerdote será lo más grande que Dios me conceda y si no lo llegará, ya es una bendición el haberme sacado del mundo de los indiferentes. Hermanos, solo puedo decirles especialmente a los jóvenes: no se dejen llevar por las fantasías de este mundo que se fuga más rápido que un puñado de agua entre las manos, busquen la felicidad que Dios nuestro señor Jesucristo les quiere dar, yo sé que les podrá ser ilógico, pero es lo mejor, “haz la prueba y verás, que bueno es el señor” (Sal 33) y también te darás cuenta hermano que:             

¡Cuando para el mundo vales nada, para Dios eres su todo, porque somos sus hijos!

Byron Antonio Flores Mejía
Diócesis de Jinotega 
Seminarista, 1º año de Filosofía


¿MUJER NICARAGÜENSE O MUJERES NICARAGÜENSES?

Trilladas pueden sonar ya aquellas palabras de Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mi circunstancia», pero
Walter Roiz en compañía de su obispo Mons. Bosco
Fuente: Facebook
volvamos a ellas unas vez más para hablar un poco de la mujer. Pues desde esta perspectiva, al preguntarnos por la mujer nicaragüense, tendríamos que preguntarnos por la circunstancia de la mujer en Nicaragua, aún más cabría también preguntarnos ¿existe “la mujer nicaragüense” o acaso solo existen mujeres nicaragüenses? Tengo que hacer la salvedad que si Simone de Beauvoir leyese este artículo seguramente lo censuraría, pues le parecería inconcebible que un hombre escribiera sobre las mujeres, sería continuar un error histórico y aparte estaría sesgado pues ya sería una visión que toma postura.

Ilustremos lo que digo con sus palabras «¿Cómo es posible, entonces, que esta reciprocidad no se haya planteado entre los sexos, que uno de los términos se haya afirmado como el único esencial, negando toda relatividad con respecto a su correlativo, definiendo a este  como  la  alteridad  pura?  ¿Por  qué  no  ponen  en  discusión  las  mujeres  la  soberanía masculina? Ningún sujeto se plantea, súbita y espontáneamente, como lo inesencial; no es lo Otro lo que, al definirse como Otro, define lo Uno, sino que es planteado como Otro por lo Uno, al plantearse este como Uno. Más para que no se produzca el retorno de lo Otro a lo Uno, es preciso que lo Otro se someta a este punto de vista extraño. ¿De dónde le viene a la  mujer esta sumisión?»

Ahora digiramos un poco, para Simone de Beauvoir el hombre siempre se ha visto como lo Uno, entonces al hablar de la mujer siempre lo ha hecho como lo Otro, pero aún las mujeres lo han asumido y siempre actúan desde esta condición de lo Otro, una relación de alteridad acaso no planteada y de allí vendría el descrédito de mi escribir, pero aprovechemos que la escritora del “Segundo sexo” ya no puede refutarme y atrevámonos a dar una ojeada a vuelo de pájaro a la situación de la mujer en Nicaragua.

Se puede decir que en nuestro país ha habido dos formas de ser y comportarse como mujer; las sin voz, que aunque digan no dicen y aunque hagan no hacen y las con voz, que se han impuesto en la historia y hasta han entrado en los libros de historia de las escuelas, es simpático que hasta hoy solo el grupo de las con voz sea laureado y homenajeado. Uno de estos días leía un homenaje a las mujeres nicaragüenses en el suplemento cultural de un periódico X y fue gracioso leer todos los aplausos a las mujeres “primeras” de la patria, que curiosamente tenían apellidos muy conocidos, esas “matronas” nicas, compartían la bonanza económica, quizás como legado familiar. La mayoría cumplían con un cliché señalado por Simone de Beauvoir, en la obra que antes hemos citado, que tiene origen en una condición biológica natural, pero probablemente mal entendido y mal aplicado, leámoslo:

«El  proletariado podría proponerse llevar  a cabo la matanza de la clase dirigente;  un judío o un negro fanáticos podrían  soñar  con  acaparar  el  secreto  de  la  bomba  atómica  y  hacer  una  Humanidad enteramente judía o enteramente negra: la mujer, ni siquiera en sueños puede exterminar a los varones. El vínculo que la une a sus opresores no es comparable a ningún otro. La división de los sexos es, en efecto, un hecho biológico, no un momento de la historia humana. La pareja es una unidad fundamental  cuyas dos mitades están remachadas una con otra: no es posible  ninguna  escisión  en  la  sociedad  por  sexos.  Eso  es  lo  que  caracteriza fundamentalmente  a  la  mujer:  ella  es  lo Otro  en el  corazón de una totalidad cuyos  dos términos son necesarios el uno para el otro».
Su Exa. Rvma. Mons. Silvio junto a Walter Roiz
Fuente: Facebook

En lenguaje coloquial podemos decir que la coexistencia hombre-mujer es impensable pues se trata de una relación necesaria y de mutua dependencia, sin embargo en algún momento de la historia de la humanidad, la relación sana y natural empezó a ser una relación desigual con un Otro en dependencia de un Uno y en nuestro país no se ha dado la excepción, pongamos algunos ejemplos: ¿Qué sería de Rafaela Herrera sino ha muerto su papá?, es decir su acto heroico venerado está a la sombra de la figura paterna. ¿Hubiese llegado doña Violeta Barrios de Chamorro a la presidencia si su esposo no hubiera sido asesinado? Es claro que no, y aquí la situación es más dramática, pues en un sondeo rápido ¿Quién no recordará la polémica figura de Antonio Lacayo y su singular cargo de ministro de la presidencia? Así podríamos seguir citando ejemplos  de mujeres de nuestra historia que han estado a la gracia de la figura masculina y han desempeñado estupendamente su condición de Otro,  a la sombra del Uno.

Hasta ahora no hemos referido solo al primer grupo, pero nos queda un segundo, el de las sin voz, a este pertenecen la mayoría de las mujeres, desde la mítica Itzá de la novela “La mujer habitada” de Gioconda Belli, hasta la abuela y la madre de los que leen este artículo. Aquí llegamos a  un punto importante, pues las corrientes extremadamente feministas de nuestros días tratan de que la mujer precisamente sea hombre y solo entonces, según esta mentalidad, logra ser. Regresemos a una novela de la ya mencionada escritora Gioconda Belli, ahora nos referimos a “El país de las mujeres”, pues ahí se desarrolla  una interesante mezcla entre ambos grupos, por una parte las mujeres logran desplazar a los hombres y muestran que son capaces de “ser”, y por otro no abandonan su condición natural de mujer. Es realmente una visión interesante y en algunos puntos hasta puede que acertada, pues las mujeres de la novela que incluso llegan al poder han logrado vencer la barrera que en la realidad nunca han vencido, han logrado llegar al poder siendo mujeres, pensando como mujeres, es cierto que en Latinoamérica recientemente hemos tenido el gobierno de varias mujeres, algunos de ellos amargas experiencias de nuestros pueblos hermanos, sin embargo, estas mujeres no han podido llegar al poder siendo mujeres, han tenido primero que llegar a “ser” y solo después han asumido el poder.
Walter Roiz
Fuente: Facebook

Pero retornemos al punto de partida, ¿cuál ha sido la historia de las sin voz en Nicaragua? ¿No ha sido acaso la respuesta a la que las circunstancias les han planteado?, ¿No es cierto que hayan logrado ser mujeres sin enajenarse? Que han construido respondiendo, y es que ¿Será posible que puedan ser de otra forma? llegará acaso el día en que se planteen como como el Uno de la relación de alteridad sin perderse. Esto nos lleva a ese otro punto que hemos planteado al inicio ¿Existe la mujer nicaragüense en abstracto como ser o solo existen mujeres en su ser individual? El artículo no pretende responder, sino plantear la interrogante y de aquí hay mucho camino por recorrer, muchos aspectos que se podrían analizar pero por ahora dejémoslo allí y terminemos citando nuevamente a Simone de  Beauvoir:

«Los  proletarios  dicen  «nosotros»;  los  negros,  también.  Presentándose  como sujetos, transforman en «otros» a los burgueses, a los blancos. Las mujeres -salvo en ciertos congresos, que siguen siendo manifestaciones abstractas- no dicen «nosotras»; los hombres dicen «las mujeres» y estas toman estas palabras para designarse a sí  mismas;  pero no se sitúan auténticamente como Sujeto. Los proletarios han hecho la revolución en Rusia;  los negros,  en Haití;  los indochinos luchan en Indochina: la acción de las mujeres no ha sido jamás sino una agitación simbólica, y no han obtenido más que lo que los hombres han tenido a bien otorgarles;  no han tomado nada: simplemente han recibido.  Y es que las mujeres carecen de los medios concretos para congregarse en una unidad que se afirmaría al  oponerse. Carecen de un pasado, de una historia, de una religión que les sea propio… Viven dispersas  entre  los  hombres.»

Walter Roiz
Diócesis de León

Seminarista, 1º Teología