Marcos Medardo, Abril 2016, Fuente: Hernaldo |
Desde
la creación, la mujer en su rol de madre, es copartícipe de la conservación de
la especie, tanto el hombre como la mujer, juegan un papel importante en la
sociedad. En tiempos inmemorables, la
mujer fue vista de manera inferior al hombre, era la completa ama de casa,
encargada de cuidar de los hijos y del esposo, sin ambiciones o decisiones
personales, por citar un ejemplo, es hasta 1925 que la mujer ejerció el derecho
al sufragio o voto ciudadano. En Nicaragua según sus estadísticas el 55% de la
población está integrada por mujeres.
En
un país como Nicaragua, donde se busca individualmente la coronación
profesional, se debe tener en cuenta que se ha tenido que transitar por ciertas
abnegaciones que han implicado un gran esfuerzo por parte de una persona que
ama y es libre, esa persona es la mamá de cada uno en particular.
Nuestras
madres nicaragüenses, de lucha incondicional, ejercen una actuación que es la
clave fundamental para la determinación de los futuros ciudadanos, que tienen
la responsabilidad de confeccionar una Nicaragua mejor.
El
ser humano es un proyecto que se construye diariamente, las posibilidades del
mismo son realizadas en el amor. Pero, ¿de dónde proviene el querer que otra
persona se realice sin esperar nada a cambio? Dicho amor inagotable proviene de
las madres emprendedoras y trabajadoras, que con sus sabios y acertados
consejos encaminan a los hijos hacia la formación por la vía del bien.
La
madre en Nicaragua se ha convertido en la columna vertebral de una sociedad que
espera a gritos a los hombres del mañana, ella es la mayor responsable de la estructura que conforma la vida
emocional, física e intelectual de sus hijos, transformando a unos bebés totalmente dependientes en unos adultos
completamente independientes.
La madre suele llevar el peso de los niños:
frecuentemente es la que elabora y cocina los alimentos, en ocasiones son
sustentados por ellas mismas, hace las compras, media en el bienestar de la
prole, domina la medicina pediátrica, en ocasiones de forma empírica, procura
facilitar las decisiones de los hijos, toma su temperatura cuando éstos
duermen, y un sinfín de detalles que surgen en el día a día de una familia.
La madre más que cumplir un rol o tener una función en esta sociedad es la
pieza fundamental de un enorme engranaje social en el cual se desarrollan sus
hijos.
Marcos Medardo, Abril 2016, Fuente: Hernaldo |
La madre es el incentivo, una luz que
orienta a la persona necesitada, muchos pensadores nos han expuesto la falta de
destreza del hombre ante el mundo natural, haciendo vehemencia en la
insuficiencia nata que tiene la persona para valerse a sí misma. El amor
de madre está diseñado para que la vida perdure. Somos la especie que más
cuidados necesita para sobrevivir y que más demora en volverse autosuficiente. Es por ello que la madre es quien escribe la biografía de
sus hijos desde el instante en que son engendrados, aprende éste ser, a ser
para otro.
El icono materno es quien comienza a dar
sentido a nuestra vida, ubica nuestra tendencia, independientemente de la situación
sociocultural o económica en que viva la familia, el bien presente que
tenemos, es decir la madre, se nos convierte en alegría, al saber que estamos
respaldados por una persona conocedora de nuestra realidad, que nos muestra el
bien en sí mismo, es decir el amor, de lo que aparentemente se nos puede
presentar como tal. La apariencia es de carácter engañoso ante los ojos
humanos, a través de su poderío podría estafar el horizonte procurado por
nuestras madres. Sin embargo no se es mamá solo cuando el hijo es menor, sino
siempre, es por ello que se le considera como la protectora de la sociedad
porque constantemente prevé lo que es propicio para sus hijos.
Según Albert Camus el hombre se pregunta
por el sentido de la vida porque de alguna forma la trasciende y la supera.
Solo el hombre, que es el único ser que pude hacerse este tipo de interrogantes,
es porque tiene la facultad de superarse, es por eso que antes de que nosotros
nos demos sentido, alguien nos ha dado sentido ya, imprimiendo en nosotros el
deseo de superar a nuestros predecesores
(papás) y nuestra condición personal, porque cuando hay un porqué vivir, se
soporta cualquier cómo, al lado de
nuestras madres surge en nosotros el deseo de superación, debido al aliento
amoroso que han inspirado en nuestro ser.
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Seminaristas del curso de 3º de Filosofía la Diócesis de Estelí 2016 Fuente: Facebook |
Quien se despoja de sí amorosamente
para convertirse en medio para alguien, es porque ama de verdad, y ese
sometimiento lo podemos observar en detalles
de cariño como: levantarse más
temprano, cuidar la casa, velar por la
salud y educación de los hijos, trabajar por un salario para mantenerles. Es
digno mencionar que se ha vuelto común y trillada la expresión “en España o
USA” lamentablemente es real. La situación económica del país, obliga a muchas
madres a emigrar, que parten sabiendo que se les desgarra el corazón al saber
que se alejan de aquellos que más aman.
La madre en nuestro país sabe resolver contrariedades en el lugar y el tiempo precisos, haciendo,
de ésta manera, un camino cómodo para sus hijos. La
madre es eje central en ésta sociedad en cuanto que es la escuela original
y la primera pedagoga que educa en valores
morales y éticos, haciéndoles distinguir a sus hijos las diferencias entre el
bien y el bien aparente, es ella es el pilar de cualquier familia, si bien el
padre muchas veces procura lo necesario, la madre es quien renuncia a ser ella
misma por lograr que sus hijos sean lo que ella muy noblemente dejo de ser.
La renuncia a sí mismo solo puede
emprenderse cuando se ama, cuando se ama de verdad. Para algunos filósofos como
Aristóteles y Tomas de Aquino, el amor tiene
connotaciones auténticas e incondicionadas,
desinteresadas y fieles.
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Marcos Rivera, en su sueño de ejecutar la guitarra. Fuente: Facebook |
La mujer es un ser especial escogido por
la mano de Dios para dar vida, aún en pleno siglo XXI, no hay tecnología que se
compare en crear o dar vida a un ser
humano, como perfecta y naturalmente lo hace una madre, la que acuna, carga y
alimenta por nueve meses a un nuevo ser, que lo ama antes de nacer, que se enternece con una
sonrisa y llora de felicidad al verlo crecer. La madre que vela el sueño de su
grandísimo amor, que lo acompaña con sus cuidos y consejos, que aun estando en
la adultez, para ella sigue siendo su pequeño.
La libertad que precede al amor, la
podemos ver reflejada en el acto voluntario y libre de una madre al momento que
decide traer un hijo al mundo, teniendo en cuenta las responsabilidades que éste
sostiene.
La madre nicaragüense es una luchadora
en el sentido amplio de la palabra y los ejemplos son reales, es común que
veamos a mujeres muy jóvenes convertidas en madres, la joven que renuncia
incluso a la comodidad de su casa, a sus estudios por dedicarse a su hijo, es
la expresión amorosa de alguien que
tiene puestas sus esperanzas en una persona con la finalidad de que sea feliz,
procurándole una vida quizá diferente a la de ella.
Existe en nuestro país un sinnúmero de
madres solteras, que tal vez no fue su deseo ni su elección, pero es la
realidad que desafortunadamente deben de superar. Tanto una madre formada
intelectualmente, hasta la que no sebe leer, pero que a pesar de su vida
austera sabe responder a las exigencias que conlleva tener un hijo, es el vivo
reflejo del amor desinteresado y libre.
El amor
de madre posee la facultad de multiplicarse sin perder fuerza. No baja con el
número de hijos, sube, crece, se desparrama y se riega en cada uno de los
vástagos, nomide
consecuencias, es incondicional por definición y no espera retribuciones, su
esfuerzo titánico por criar, dar una
buena calidad de vida, el apoyo incondicional y el cariño que han regalado desde que se llega al mundo es
algo que no se puede medir ni pagar.
En su misericordia, nuestro buen Padre
Dios, nos regaló el sublime y desinteresado amor con rostro de mujer. Una
madre.
Marcos Medardo
Seminarista, 3º
año de Filosofía
marcosrivezo10@gmail.com
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