Mi
experiencia con la llamada particular al sacerdocio ministerial comenzó cuando
el Padre Ramiro Avendaño, vicario de mi parroquia en el 2010 (actualmente
párroco de la iglesia San Pedro
Después
de escuchar su invitación me quedé sorprendido, pues a pesar que desde el 2007
soy un laico comprometido, frecuentando las misas, reuniones en grupos
juveniles, jamás había pensado en la idea de ser un padrecito. Mi ilusión era
contraer matrimonio con una muchacha después de terminar la universidad, tener
3 o 4 hijos, ser un ingeniero que ganara lo necesario para ayudar a mi familia
y a mi Iglesia de forma económica.
Comencé
a frecuentar las reuniones a la que me invitó, el padre con otros jóvenes,
varios de ellos amigos de infancia, otros solo conocidos, hacíamos la lectio
con el evangelio del día domingo y pronto empecé a experimentar, como si esos
textos eran escogidos especialmente para que tomara la decisión de dejarlo todo
y seguir a Jesús. Recuerdo algunos textos especiales como el que habla de
dejarlo todo por el Señor, porque la recompensa prometida al desprendimiento es
la salvación (cfr. Mt 19, 27-30), las invitaciones de Jesús a los pescadores
(cfr. Lc 5, 1-11) el joven rico (Mc 10, 17-22) entre otras.
Seminarista Paúl Tinoco actualmente estudiante de 1º año de Teología |
Al
realizar este ejercicio de la lectura orante de la Palabra, escuchar los
comentarios de mis hermanos y especialmente los del Padre Ramiro, comenzaron a
hacerme reflexionar si debía de dejar mis proyectos, el modo de vida que
llevaba hasta ese entonces y dedicarme por completo a la causa del evangelio.
Entré en momento de crisis, noches sin dormir, problemas en mi relación
sentimental, no me sentía satisfecho, desánimo en mis estudios universitarios,
había un lío enorme en mi mente, oré con más insistencia para que el Señor me
ayudara a comprender lo que me estaba pasando.
Fue
entonces que inicié a expresar a mis amigos que ahora tenía la inquietud de
entrar al seminario que oraran por mí, les pedí consejos a mi párroco y otros
sacerdotes, sus oraciones y consejos me ayudaron a tomar la decisión de
comenzar la formación sacerdotal. Desde que decidí que el siguiente año
entraría al seminario, el lío en mi mente comenzó a disiparse.
La
decisión de entrar al seminario fue un poco difícil cuando tuve que compartirla
en mi familia, mi mamá recuerdo que lloró del asombro, pero me dijo que no
pelearía por mí, si el Señor me dio a ella, que él hiciera lo que quería
conmigo. Mi papá se puso un poquito
pensativo, quería que terminara la carrera, pero después asintió. La muchacha
con la que tenía la relación sentimental se puso furiosa y no me habló por casi
1 año, pero en la actualidad somos grandes amigos.
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Seminaristas en presentación de Monografía para el título de Filosofía. Fuente: Facebook. |
Pude
experimentar entonces que Dios ha arreglado todo para que esté viviendo esta
experiencia única y privilegiada, cuando hay tantos jóvenes que quisieran estar
en un seminario, pero algunos impedimentos no se lo permiten. Desde el 2011 soy
un formando que trata de vivir el día a día con alegría, intensidad y hacer el
máximo bien posible en mi comunidad. Soy feliz con el estilo de vida que llevo,
estoy agradecido con Dios por fijarse en mí pequeñez y querer hacer de mí un
colaborador en su viña de manera especial. Oren por mí, debo de seguir
recorriendo este camino con santidad, humildad y sencillez, no es fácil, pero
sé que Jesús y sus oraciones me ayudarán. Dios los bendice.
Paúl
Fernando Tinoco Mejía,
Seminarista,
1º año de Teología
tinoco_pal@yahoo.com
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