jueves, 24 de agosto de 2017

VOCACIÓN

Tengo 19 años, el número 7 de 9 hermanos, mi mamá es Florinda Díaz y mi papá Andrés Beltrán. Soy originario de san Antonio comunidad de Somotillo municipio de Chinandega.
Les comparto el porqué de mi decisión de estar en una casa de formación, como lo es el seminario. De entrada quiero que sepan que no soy de los que han estado desde su niñez en la Iglesia.

Para mí las cosas de Dios no tenían importancia. Si iba a la Celebración de la Palabra en la comunidad, era porque me llevaban, no había conciencia de lo que hacía. Fue en la adolescencia cuando viví acontecimientos que fueron moti-vos de cambio, que en un principio no fueron buenos. En estas situaciónes fue que le pedí ayuda a Dios en el lugar donde me encontraba como de costumbre cuidando ganado (mi trabajo). De esta manera empecé a acercarme a las cosas divinas.

En septiembre del 2015(tiempo de invierno) sembraba maíz con coba como lo hacen los agricultores. En mi cuello, andaba un radio, escuchaba la predica de un Obispo y sus palabras (fuertes y claras) me presentaron un estilo de vida que consiste en ponerse totalmente en las manos de Dios como lo hizo Jesús (perdedor por amor). Entonces tomé la decisión, y desde ese momento para mí las cosas empezaron a ser distintas, ahora no es igual que antes, he asumido un compromiso, no para un determinado tiempo, al que se debe fidelidad para resistir la prueba, y aunque estas sean grandes, la ternura y el amor de Dios son mayores. Tengo pre-sente que lo de Dios no lo detiene nadie y que ÉL tiene un plan para cada uno en la vida.

 Luego de aquella experiencia del campo me acerqué al párroco del municipio y le pedí información para ingresar al seminario. Lo hice convencido que lo imposible para mí, para Dios no lo es. 
En mi familia hubo diferentes reacciones, al inicio mi papá no estuvo de acuerdo y dijo “el hombre tiene derecho a tener sus hijos”. Mi mamá me apoyó, aunque con un poco de nostalgia. Así inicie este caminar de formación en el que hoy me encuentro. Todo por la infinita misericordia de Dios.

Gersan Daniel Beltrán Díaz
Seminarista de la Diócesis de León
I año de Filosofía

INVITACIÓN EN EL TIEMPO

Winston Maynor Martínez Urbina
Estudiante de II año de Teología
Nací el 3 de diciembre de 1993, en Matagalpa. Hijo del matrimonio de Tomas Martínez y Paula Urbina, soy el quinto de seis hermanos, originario de la parroquia San Juan Bautista de la diócesis de Matagalpa, ac-tualmente curso II año de teo-logía, en el Seminario Nacional. 

Mi primera inquietud voca-cional surge a los 12 años, era un niño y colaboraba con mi mamá vendiendo tortillas. Un día cuando estaba esperando que me empacaran las tortillas, escuche en la radio que el Pbro. Víctor Godoy Morales, promotor vocacional de mi diócesis en ese entonces, invitaba a jóvenes hacer una experiencia vocacional, me llamó la atención y me sentí motivado a asistir. En ese momento nace una aventura en mi caminar vocacional. 

De esta manera, en el 2010 in-gresé al Seminario Menor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa. Donde inicié esta aventura de amor, y discerní más el llamado de Dios para mi vida, además consolidé más mi encuentro personal con Jesús a través de la oración y la convivencia con los demás. Conocí a muchos amigos de diferentes parroquias con el mismo ideal que yo, y juntos nos atrevimos a vivir y hacer nuestra esta extraordinaria experiencia de seguir a Cristo en el camino del sacerdocio. 
Al principio es una experiencia de despojo de tu familia y amigos, sales del campo donde estabas acomodado y entras al ambiente de conocimiento con el Maestro, en un mundo donde Dios es el que conduce tu vida, a través del encuentro con tu nueva familia. 
Mi estadía en el seminario menor fue de dos años. En ellos me formaron en grandes princi-pios que me han sido de gran ayuda en mí caminar vocacional.

En el 2012 ingresé al Semi-nario Propedéutico San Juan pablo II, que en esa ocasión sus instalaciones se encontraban dentro del Seminario Nacional, aquí inicié la formación en vista al sacerdocio en las cuatro áreas de la formación sacerdotal, que como candidatos tenemos que asimilar y fortalecer cada día más, y que solo es posible a través del dialogo personal con Jesús.
En el 2013 comienzo mis estudios filosóficos. Al culminar el año 2015 mi vida se detiene para contemplarla grandeza de Dios y así mismo, dar un sí a través de la consagración de mi vida al Sagrado Corazón de María a quien doy infinitas gracias porque siempre me ha acompañado en mi caminar y ha sido la formadora de mi vocación. 
Siento que mi vida se tiene que configurar cada vez más con Cristo, Él es quien me ha invitado a seguirle. En este tiempo en el que nos vemos sofocados con tantos medios que tienen, en cierta manera, manipulados a muchos jóvenes, hay que hacer el silencio oportuno para que Él hable y nos diga cuál es el mejor camino para llegar a ÉL, que sin duda es la felicidad plena. Debe-mos responder con un sí generoso al Señor cuando nos llame, y no tener miedo, más bien hay que seguirlo con alegría, confianza y mucha actitud, pues realmente dejas poco para ganar mucho más. ¡Atrévete a conseguirlo!

Winston Maynor Martínez Urbina 
Estiduante de II año de Teología de la Diócesis de Matagalpa 

CRÓNICA

La formación intelectual busca que los seminaristas obtengan una sólida competencia en los ámbitos filosóficos y teológicos, y una preparación cultural de carácter integral y específica, que les permita anunciar el mensaje evangélico de modo creíble, com-patible y comprensible para hombre de hoy, entrar eficazmente en diálogo con el mundo contemporáneo y sostener, con la luz de la razón, la verdad de la fe, mostrando su belleza. (Cf. Ratio fundamentalis 2016, n. 116).

Con mucho entusiasmo se ha dado inicio a las clases de este año en el que se nos motiva a mantener vivo ese vigor de aprender y formarse cada día mejor, ya que el área intelectual es muy importante para contrarrestar los avatares que se nos presentan en nuestra socie-dad.  
Nuestra formación intelectual está orientada por treinta y tres profesores que componen el claustro de la docencia, entre ellos catorce son laicos preparados en su materia correspondiente.
En este contexto educacional llegamos a la cuaresma que es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los Sacramentos y en el prójimo. 
El Señor, que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del tentador, nos muestra el camino a seguir.
El Miércoles de Ceniza dio inicio el tiempo de Cuaresma, nos sellamos con las cenizas como quien está marcado para vivir cuarenta días de limosna, ayuno y oración (Mt 6,1-18). Nos invitamos a vivir un tiempo en el desierto, a tomar distancia de nuestra vida cotidiana para cuestionar el sentido de nuestras vidas.

En el contexto de la Cuaresma hemos realizado el santo Viacrucis animado cada viernes por una Diócesis diferente, de igual modo los cantos alusivos a la Cuaresma.
También hemos desarrollado la adoración perpetua de este mes. El último viernes de cada mes, dedicamos nuestras plegarias por todas las necesidades de nuestra Iglesia.
En deportes, la selección de futbol de nuestro seminario tuvo encuentros deportivos con los jóvenes de Managua FC sub 19, y la pre- selección de nuestro seminario.  Éste un espacio de convivencia en el que se compar-ten los valores y principios cristianos.

En consecuencia se ha dado inicio a la liga de baloncesto en nuestro seminario en el que participan cuatro equipos con el objetivo de compartir y poner en práctica la vivencia de la comunidad.
También se han realizado los primeros exámenes parciales co-rrespondientes a este semestre 2017, un espacio para evaluar la formación intelectual de cada seminarista.
Finalmente, en estos últimos días hemos sido visitados por el Gabinete de la familia, con el objetivo de invitarnos a presenciar una simulación sobre actividades sísmicas, de igual modo a tomar conciencia de nuestra realidad.
Saludos fraternos.
Nelson Javier González Herrera
Estudiante de IV año de Teología de la Diócesis de Juigalpa